Este año 2022 se celebrarán las próximas elecciones presidenciales en Colombia. Uno de los principales síntomas ha sido cierto nerviosismo dentro del mercado por los posibles resultados. Los empresarios pueden liberarse de preocupaciones invirtiendo en soluciones legales que los expertos ofrecen para blindar la seguridad de sus negocios.
De este modo, antes de tener una reacción apresurada frente al futuro aún desconocido, se debe asumir una actitud empresarial proactiva que confronte el escenario político con determinación.
En los últimos dos años, Colombia ha pasado por crisis sociales protagonizadas por las protestas y por la pandemia del COVID-19, hechos que han dejado consecuencias financieras.
Algunas empresas han logrado recuperarse de los golpes económicos, pero el panorama electoral de este año 2022 activa las alarmas del sector empresarial ante las posibilidades de que un cambio de gobierno pueda afectar la solidez de sus bases.
La predicción exacta de cualquier futuro económico es improcedente. Lo mejor es visualizar los escenarios de riesgo que la empresa puede evitar acudiendo a los expertos en asesorías que despejen las dudas.
Las dinámicas políticas movilizan la actividad económica. Muchos de los crecimientos comerciales notables surgen con el respaldo de las estrategias de inversión que promueve el Estado. No obstante, frente al umbral sociopolítico que representa las elecciones del próximo mes de mayo, se genera incertidumbre producto de las propuestas de algunos candidatos que involucran la actividad comercial y que son recibidas con cierta sospecha por algunos empresarios.
La atmósfera de aprehensión mantiene en suspenso algunas decisiones bursátiles. En algunos casos, se acude a la prudencia para esperar resultados que motiven acciones posteriores.
Sin embargo, las expectativas de crecimiento económico para el 2022 se mantienen sustentadas en los datos arrojados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE). Según el informe presentado en diciembre de 2021, la tasa de desempleo con la que cerró Colombia el año pasado fue de un 13,7 %, mientras que el PIB aumentó un 10,6 %. Con estas cifras, parece neutralizarse la ligera angustia empresarial, ya que la lógica del mercado exige que el país continúe con el proceso de recuperación financiera que regule, principalmente, los efectos dejados por la pandemia.
La proactividad del empresario durante y después del proceso electoral, reflejará en su comportamiento financiero las mejores estrategias para competir en el mercado y hacer frente a lo imprevisto. Su liderazgo implica tomar acciones para adquirir herramientas que le permitan encontrar soluciones legales y tomar decisiones certeras si percibe situaciones que podrían alterar el equilibrio de su negocio.
Los gerentes y dueños de pymes actúan dentro del Plan Nacional de Desarrollo (PND) con diferentes canales de acción necesarios para alcanzar las metas planteadas. Uno de estos canales es consolidar y crear empresas de talla mundial con la sostenibilidad, el pacto por la equidad y el respaldo de nuevos emprendimientos para lograr competir a nivel internacional.
La toma de decisiones no siempre resulta fácil, pero será necesaria si se quiere transformar la organización en función de la evolución de la empresa. Decidir debe estar focalizado en lograr altos estándares de producción, servicio y calidad. Solo de esta manera las metas que tengan que ver con un posicionamiento en el contexto nacional e internacional podrán alcanzarse.
Elegir una opción u otra para encontrar beneficios también pasa por la transformación de la cultura empresarial. Esto significa que la visión del empresario debe entrenarse para dirigirse a objetivos que impliquen inversiones viables por medios que no siempre son los convencionales. Es decir, los cambios también requieren competencias y conocimientos de liderazgo flexible frente a los cambios tecnológicos y políticos.
Es importante señalar que los gobiernos a través de sus políticas públicas, por sí mismos no promueven cambios, el empresario tiene un papel en el que corresponde hacer énfasis. Sus acciones son el eje que moviliza las situaciones de cambio de una sociedad.
Debido a la insatisfacción social que experimenta el país actualmente, la ciudadanía tiende a confiar mucho más en los empresarios que son generadores directos de empleos que en las mismas políticas de Estado, muchas veces suspendidas en promesas que no se materializan.
Una de las variables que se define en el emprendimiento de cualquier negocio o industria es la visión empresarial. En época electoral, las ambiciones del empresario son más susceptibles de ser cuestionadas, pero sus acciones en el presente requieren el impulso de decisiones que refuercen la imagen de su propuesta de mercado y, por ende, de su liderazgo.
Esto quiere decir que su visión promueve acciones que no se dejan intimidar por las transformaciones. Asegura sus decisiones jurídicamente y continúa representando sus objetivos con planes que, como empresario, también influyen en su entorno empresarial. Se trata de un efecto que fortalece la cadena comercial frente a los posibles escenarios políticos con organización y competitividad.
Para desarrollar esas competencias de trabajo, individual y en equipo, es importante que defina un estilo de dirección. Se refiere a la manera particular que cada empresario tiene para llevar a cabo sus responsabilidades y, al mismo tiempo, enfrentar las dificultades administrativas y cotidianas de la empresa. Él es el actor principal de su negocio y sus acciones dirigen su organización hacia un rumbo que debe controlar, tomando en cuenta que sus necesidades deben estar sujetas a la innovación y a la tolerancia del contexto. Con ello, un mayor nivel de competitividad está asegurado.
En algún momento, todo líder se pregunta por las características que debe tener un empresario proactivo. En principio, su visión debe ir de la mano de su acción, esta relación es el primer paso para que su proactividad sea provechosa. La visión puede encerrar grandes proyectos, pero por sí sola no asegura la ejecución ineludible para que se convierta en hechos que alcancen los fines propuestos.
Esto también demanda que, durante las épocas de transformación política, él también exija el respeto para las decisiones comerciales que benefician a la población. La unidad del sector empresarial debe ser convocada en caso de que pueda verse afectada. Puesto que es un sector que contiene una autoridad que les otorga la credibilidad que los ciudadanos han depositado en ellos a través de sus servicios y productos.
Generar opciones: Convertir una dificultad o cualquier otra situación incómoda en una opción de crecimiento que otros desestiman.
Examinar oportunidades: Revisar e investigar en otros ámbitos para descubrir circunstancias donde la empresa pueda beneficiarse.
Capacidad de decisión: Convertir en un lenguaje atractivo para sí mismo y para los otros las ideas que darán forma a un proyecto.
Capacidad de acción: Ejecutar el proyecto diseñado con una operatividad que involucre en diferente medida las áreas de la empresa.
Prever conflictos: Anticipar problemas que tengan que ver con aspectos de índole presupuestario o lo relativo a la competencia, los clientes, los proveedores u otras vicisitudes que puedan surgir.
Imagen de autoridad: Actuar con flexibilidad y determinación para organizar, dirigir y delegar.
Romper la burbuja de la costumbre parece complicado, aun así, vale la pena hacerlo si los objetivos de la empresa están enfocados hacia el crecimiento. Para lograrlo hace falta reconocer que crecimiento no significa únicamente invertir dinero; este no deja de ser, sin duda, muy importante, aunque no exclusivo para obtener el éxito.
Algunos empresarios, por ejemplo, no cuentan con formación académica que oriente su proactividad. No obstante, han sido certeros en sus decisiones y acciones porque su enfoque no está limitado hacia la ganancia monetaria, además de eso, apuestan por la creatividad, la innovación y el cruce de conocimientos con otras empresas o ideas para diferenciar su producto y hacerlo más persuasivo en el mercado.
La agenda política mundial que considera el cambio climático y las nuevas tecnologías de comunicación también ha sido tomada en cuenta por las metas comerciales de las empresas. Sin embargo, esto debe trascender las campañas publicitarias, pues los hechos fortalecen la credibilidad entre los consumidores que también constituyen la población del país. Esto fomenta un brazo de apoyo para las solicitudes que más adelante se expongan al nuevo gobierno.
La transformación económica siempre debe estar sostenida por el deseo de crecimiento. Las empresas pueden propiciar los cambios que la anquilosada burocracia muchas veces ralentiza. Los empresarios también son gerentes de una sociedad, más allá de formar parte de las fuentes generadoras de empleo, son interlocutores de los dirigentes del Estado que sostienen a todo el colectivo que, según las circunstancias, son clientes, consumidores y finalmente ciudadanos.
Algunas veces estas relaciones producen confusión. En Soluciones Legales, creemos firmemente en que son tiempos de convertir las alianzas comerciales en una actuación fiable y efectiva para el país. Para realizarlo se necesita de las decisiones que dirijan las acciones que lo pongan en marcha.
Finalmente amigo empresario, recuerda que con nosotros, podrás contar con un acompañamiento legal completo que respalde a tu empresa sin importar cual sea el panorama político. ¡Estamos listos para blindar tu compañía y tu patrimonio!