Los procesos de mínima cuantía han ganado relevancia en el panorama nacional de la contratación estatal, gracias a la actualización de las cuantías de contratación. Con un alza en los valores, los procesos de mínima cuantía representan una puerta de entrada atractiva para quienes deseen participar en el mercado público. Además, sus requisitos simplificados en comparación con otros procesos licitatorios los convierten en una opción ideal para múltiples empresas, sin importar su tamaño.
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La mínima cuantía es un método de selección dentro de la contratación estatal que se utiliza para la adquisición de bienes, obras o servicios cuyo valor no supere el 10% de la menor cuantía definida por la entidad estatal correspondiente.
Este tipo de procesos se caracterizan por ser rápidos y sencillos, al requerir menos formalidades en comparación con otros modos de selección. Además, están regulados por el numeral 5 del artículo 2 de la Ley 1150 de 2007, modificado por el artículo 94 de la Ley 1474 de 2011, lo que garantiza un procedimiento transparente y sin requisitos o formalidades adicionales.
A su vez, es aplicable a todos los objetos de contratación, sin importar la naturaleza del contrato, siempre que el presupuesto oficial sea inferior o igual a la mínima cuantía establecida por la entidad. En la mayoría de los casos, se pueden encontrar procesos de mínima cuantía de hasta 100 millones de pesos.
Cada vez más empresas están ingresando al mercado estatal a través de estos procesos. No te quedes atrás y empieza a prepararte.
Para sacarle el máximo provecho a las oportunidades de los procesos de mínima cuantía, es fundamental seguir estos pasos:
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